por la Nutricionista Sol Vazquez | @plantamade
La correcta hidratación es fundamental para la vida. Sin agua no podemos vivir más que unos pocos días. Vivimos deshidratados sin siquiera saberlo, cada vez que comemos alimentos ultraprocesados, azúcares, carnes, lácteos, gluten en exceso, café, mate, alimentos elevados en sodio o muy cocinados, el aparato digestivo necesita de minerales para rehidratarnos y para poder digerirlos, asimilarlos y eliminarlos.
Una alimentación deficiente con poca fruta, verdura, alcohol, café y mate genera un agotamiento de la reserva de minerales, provocando desequilibrios típicos y comunes como antojos de alimentos con exceso de sal y azúcar, trastornos de ansiedad y acumulación de estrés.
Cuando percibimos síntomas como sed o sequedad en nuestras mucosas es en realidad bastante tarde, ya estamos deshidratados. A la par van apareciendo otros síntomas que poco registramos y relacionamos con la deshidratación, ya que se los adjudicamos en general al cansancio, estrés y si son propios de ella.
La deshidratación hoy en día es un problema real, tenerle miedo a la sal nos derivó en una población desmineralizada sufriendo de signos de deshidratación leve sin ser conscientes de ello.
La cantidad de patologías que mejoran con una buena hidratación, que es algo a lo que no le dimos mucha importancia, hasta a mi quizás se me pasó como profesional en el consultorio, y a medida que lo voy estudiando y poniendo en práctica veo sus efectos y beneficios y es realmente alucinante.
¿Por dónde comenzar?
Primero, identificar los signos más comunes y estudiados de deshidratación. Puede ser 1 o varios: fatiga, falta de foco y concentración, disminución de las capacidades cognitivas y las capacidades deportivas, insomnio, bajones energéticos en el día, inflamación gastrointestinal, dolores musculares, calambres, constipación, hambre emocional, mal funcionamiento y nutrición de la microbiota, entre otros.
Observar cuáles pueden ser sus causas es fundamental, ya que generalmente no las tomamos en cuenta: estrés y cansancio, uso discriminado de medicamentos, falta de movilidad y ejercicio, el mal dormir, el grado de toxinas en el cuerpo, un ciclo doloroso e irregular, entre otras.
Lo segundo, es identificar los alimentos que, por el contrario, deshidratan, como por ejemplo el exceso de café, té o mate, estimulantes que además estresan el sistema nervioso y sobrecargan los adrenales, las comidas ultraprocesadas (el 80% del sodio de la población proviene del consumo de ultraprocesados) o con exceso de sodio, el consumo a diario y en todas las comidas de lácteos y harinas, azúcares e ingestas abundantes de comidas y el alcohol. ¿Cuáles predominan más?
Tercero, poder adecuar la hidratación a tu rutina personal, ya sea intensidad de entrenamiento, tipo de trabajo, edad, etc. ya que no hay formulas universales. (No es verdad los 2 litros de agua que hay que tomar para todos, esa es una regla que se creó dado que eliminamos, a través de transpiración y materia fecal, esa cantidad, entonces “deberíamos” como mínimo también consumirla, pero no es tan así para todos, porque no todos eliminamos igual, entonces es personal).
Por último, es importante poder aumentar la hidratación alejada del momento de realizar las comidas principales y disminuir el líquido que consumimos mientras estamos comiendo. En las ingestas hay que procurar enfocarse en masticar bien, es menor el líquido que hay que tomar en estos momentos. Si uno toma agua a lo largo del día y está hidratado va a haber suficiente saliva para masticar y para digerir bien y es por eso que durante la comida va a consumir poca agua. Y eso es lo correcto. Hay personas que consumen 1 botella entera en el momento de comer porque no tomaron nada a lo largo del día, y eso está mal, lo correcto sería tomar el líquido luego de la ingesta. Les propongo hacer este ejercicio de terminar de comer, sobre todo si hay fibra en esa comida, la cual absorbe agua y muchas veces es por esta combinación que se genera inflamación, (por tomar mucha agua mientras estás comiendo), y tomar el líquido luego, para que no entorpezca la digestión y la fibra pueda fluir.
Medios para comenzar a sentir el poder de la hidratación:
Punto número 1: Comenzar la mañana con 2 vasos de agua de filtro mineralizada (agregarle una pizca de sal marina/himalaya si se consume agua de filtro o baja en sodio) (importante: hipertensos consultar siempre con su médico de cabecera). Estos 2 vasos pueden distribuirse al despertar ya que a la mañana por lo general la rutina recién arranca y es fácil de implementar. El siguiente vaso en el transcurso de la mañana para así poder contar con los minerales necesarios la primer parte del día.
Punto número 2: Consumir líquido 15 minutos antes de cada una de las ingestas principales. Esto no solo ayuda a quienes no consumen la cantidad necesaria de líquido, sino también a quienes sufren por su composición corporal y necesitan mejorarla ya que el líquido previo ayuda a reconectar con el circuito de hambre y saciedad. Sirve también a quienes no consumen nada de agua en el día y que muchas veces confunden hambre por sed. Los jugos verdes son grandes aliados al momento de hidratar el cuerpo o los caldos naturales en invierno.
Punto número 3: El resto del día consumir agua a gusto, considerando que es mejor no consumirla 1 hora previo a dormir. Es necesario reponer agua luego del ejercicio y ante episodios de diarrea y fiebre. Si uno se mantiene hidratado en el día, es menos probable que llegue con deshidratación a la noche.
Punto número 4: Tomar agua en los momentos que podes percibir síntomas de ansiedad, bajones de energía, dolor menstrual, fatiga, para verificar si se debían a deshidratación y sobre todo tomar también agua en los momentos que estes abusando de diuréticos como mate, café y té o bebidas alcoholicas y estimulantes que de por si deshidratan.
Punto número 5: Al agua también la podemos comer. Aumentar en las comidas alimentos hidratantes, es decir alimentos basados en plantas con agua estructurada. Y por el contrario identificar cuantas ingestas estás haciendo con poco contenido de agua a través de alimentos que sequen, ya sean excesos de almidones, proteínas animales, hidratos de carbono simples o pocos vegetales. El agua estructurada es un tipo de agua que contienen las plantas que no ese encuentra en sus típicas fases (líquida sólida o vapor), sino que en una consistencia similar a un gel, que ayuda a que nos mantengamos más hidratados y que nuestras células presenten mayor conductividad eléctrica. Se encuentra en mayor proporción en algunos alimentos como frutas verduras y semillas: pepino, lechuga, sandía, frutillas, rabanito, zucchini, melón, pomelo, ananá, morrón, brócoli, kiwi, manzana, arándanos, coliflor, zanahoria, peras, brotes y uvas.
Punto número 6: equilibrar el consumo y la calidad de la sal de todos los días. No abusar de ellas, y consumir sales de mejor calidad . Esto va a permitir volver a percibir el sabor real de los alimentos.
Punto número 7: Establecer una rutina de cuidado de hidratación y protección con cremas, protectores y productos puros cuyos ingredientes estén compuestos por moléculas de agua, minerales, oligoelementos y otros componentes que favorezcan la hidratación. Como por ejemplo las aguas termales de @caviahue y su protector solar Está comprobado científicamente los impactos del agua termal y sus propiedades mineromedicinales en la salud de la piel. Aportan nutrientes esenciales que complementan la buena alimentación como silicio presente también en vegetales de hojas verdes, puerro, perejil y pepino, zinc, manganeso y selenio, presente también en castañas de pará y otros frutos secos, legumbres y cereales integrales, calcio presente en el brócoli, semillas de sesamo, garbanzos, tofu y kale y también mencionar a las proteínas de calidad y las vitaminas A y C en cítricos y vegetales mayormente rojizos y anaranjados. Todos estos nutrientes y las buenas prácticas cotidianas mencionadas comprenden la base de una alimentación antiinflamatoria, la buena hidratación y el cuidado de la salud y la piel.
Miedos comunes que pueden aparecer, ¿y si los cuestionamos?
Mucha gente tiene miedo de aumentar el líquido y como consecuencia hacer mucho pis de noche, y que no pueda dormir ni descansar correctamente. Si esto sucede, hay algo que está mal. El cuerpo está queriendo eliminar líquido que no quiere dentro. Si se corta la ingesta de líquido 1 hora de dormir, no debería pasar de ir al baño varias veces por la noche. Si sucede puede ser que haya un desequilibrio de Cortisol (hormona del estrés que nos indica qué hay que disminuirla y mejorar el descanso) o exceso de diuréticos (demasiado té, demasiado mate, demasiado café a lo largo del día y pasada la tarde) Otro miedo es tener que ir al baño y no poder porque “tengo que trabajar todo el día”. ¡Si estás todo el día sentado, al revés! Te va a hacer bien levantarte e ir al baño. Ese pequeño movimiento que se hace repetidas veces al día suma muchísima salud, y si no consumís agua y no te moves, no entra el líquido en las fascias del organismo, no hidrata, y ese tejido no puede ser lubricado. Que ir al baño o buscar agua, sea una excusa de movimiento.